LOS CAUTIVOS
Captivi o Los Cautivos es una de las obras más celebradas del comediógrafo latino Plauto.
Esta pieza de Plauto ofrece el tipo únio en su repertorio y en toda la antigua literatura latina de este género de lo que apellidamos especialmente drama en las modernas literaturas.
Esta pieza de Plauto ofrece el tipo únio en su repertorio y en toda la antigua literatura latina de este género de lo que apellidamos especialmente drama en las modernas literaturas.
El argumento de Los Cautivos es bien sencillo. Se trata del noble sacrificio de un siervo por salvar a su dueño y de los sufrimientos y angustias de un padre por el amor de sus hijos.
A un pobre anciano de Etolia, llamado Hegion, le fue robado un hijo de los dos que tenía por un pícaro esclavo. El otro hijo, de nombre Filopólemo, cae prisionero en la guerra que a la sazón sostienen los etolios con los eleos. El amoroso padre se dedica a compra cautivos de la Elida para ver si puede por tal medio conseguir canjear a su amado por alguno de ellos. Entre los cautivos eleos ue han sido adjudicados por el pretor se hallan los dos míseros jóvenes que se presentan ante el público al comenzar el drama, sujetos con cadenas: el capitán Filócrates y un siervo suyo llamado Tíndaro. Los dos cautivos idean la estratagema de cambiar de trajes y de nombres por cuyo medio se promete el señor que el viejo Hegion le enviará libre a su patria para relaizar sus proyectos. El anciano cae fácilmente en el lazo y deja ir al supuesto siervo para Elidia con el encargo de arreglar con el padre de Filócrates el cambio de su hijo. Otro cautivo eleo hace ver después a Hegion el engaño de que ha sido objeto. El desconsolado anciano indignado de la farsa que contra él se ha urdido ordena a sus lorarios o azotadores que encadenen al generoso siervo Tíndaro enviándole sin piedad a ejecutar penosos trabajos en los subterráneos.
Por último el pundonoroso Filócrates regresa de su patria trayendo consigo a Filopólemo y al infame siervo que había robado hacía muchos años el otro hijo. Dicho esclavo declara que vendió el niño robao a un opulento señor de la Elida llamado Teodoromedo, es decir... el padre de Filócrates. Pegnion, el niño robado, era, pues, el mismo siervo Tíndaro.
A un pobre anciano de Etolia, llamado Hegion, le fue robado un hijo de los dos que tenía por un pícaro esclavo. El otro hijo, de nombre Filopólemo, cae prisionero en la guerra que a la sazón sostienen los etolios con los eleos. El amoroso padre se dedica a compra cautivos de la Elida para ver si puede por tal medio conseguir canjear a su amado por alguno de ellos. Entre los cautivos eleos ue han sido adjudicados por el pretor se hallan los dos míseros jóvenes que se presentan ante el público al comenzar el drama, sujetos con cadenas: el capitán Filócrates y un siervo suyo llamado Tíndaro. Los dos cautivos idean la estratagema de cambiar de trajes y de nombres por cuyo medio se promete el señor que el viejo Hegion le enviará libre a su patria para relaizar sus proyectos. El anciano cae fácilmente en el lazo y deja ir al supuesto siervo para Elidia con el encargo de arreglar con el padre de Filócrates el cambio de su hijo. Otro cautivo eleo hace ver después a Hegion el engaño de que ha sido objeto. El desconsolado anciano indignado de la farsa que contra él se ha urdido ordena a sus lorarios o azotadores que encadenen al generoso siervo Tíndaro enviándole sin piedad a ejecutar penosos trabajos en los subterráneos.
Por último el pundonoroso Filócrates regresa de su patria trayendo consigo a Filopólemo y al infame siervo que había robado hacía muchos años el otro hijo. Dicho esclavo declara que vendió el niño robao a un opulento señor de la Elida llamado Teodoromedo, es decir... el padre de Filócrates. Pegnion, el niño robado, era, pues, el mismo siervo Tíndaro.
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